Bolonia y Derecho

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Publicado en el diario Las Provincias. Domingo, 28 junio 2009

Universitas
Bolonia y Derecho
Javier Plaza Penadés. Profesor Titular de Derecho Civil. Universitat de València

Como bien sabe el lector, la Universidad de Bolonia es la más antigua de Europa (1088) y en la Edad Media destacó especialmente por el hecho de llevar al Derecho a una época de esplendor, posibilitando su configuración definitiva como auténtica Ciencia. Efectivamente, en Bolonia aparecen los glosadores del llamado Corpus Iuris Civilis y especialmente del Digesto de Justiniano. Los glosadores tenían una doble y humilde tarea, glosar estos textos, es decir, aclarar o vulgarizar el profundo sentido de sus preceptos y sintetizarlos haciéndolos accesibles mediante las llamadas Sumas.

Pero hoy día, hablar de Bolonia o de la “Declaración de Bolonia” supone hablar del acuerdo que en 1999 firmaron los ministros de educación de la Unión Europea en la citada ciudad italiana. Se trató de una declaración conjunta que dio inicio a un proceso de convergencia que tiene como objetivos facilitar el intercambio de titulados y adaptar el contenido de los estudios universitarios a las demandas sociales, creando el llamado Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).
Pues bien, más de novecientos profesores de Derecho (catedráticos y profesores titulares) han firmado un manifiesto en Internet en el que se reclama que el proceso de Bolonia no afecte a la carrera de Derecho. Entre los primeros firmantes están Eduardo García de Enterría, Luís Díez-Picazo, Aurelio Menéndez o Santiago Muñoz Machado.

El fundamento de dicho manifiesto radica en el hecho de que el proceso de convergencia de Bolonia en la carrera de Derecho nace prácticamente muerto, no sólo porque el Derecho, como rama del saber, conserva un fuerte componente propio, ya que el Derecho de los distintos Estados es diferente, sino porque son muchas las universidades europeas, como las alemanas, que ya se han quedado fuera de dicho proceso por voluntad propia. Por tanto, se puede aventurar que el título español de “graduado en Derecho” o de “Postgraduado con Master en Abogacía” sólo valdrá en España, pero no en el resto de países de la Unión Europea donde deberá ser necesariamente homologado. Es más, Bolonia no ha servido ni tan siquiera para favorecer el intercambio de estudiantes entre Universidades españolas, ya que el contenido del grado de Derecho en España es distinto en cada Universidad debido a la ausencia de un Decreto de directrices mínimas, por lo que el estudiante de Derecho que pretenda cambiar de Universidad deberá someterse a un complicado proceso de convalidación del que casi siempre saldrá perjudicado.
Además Bolonia llega en un momento en el que los planes vigentes de Derecho habían logrado un equilibrio en la correcta explicación de contenidos teóricos y prácticos, equilibrio que ahora se rompe con un título de grado más reducido y con la generalización de un postgrado que traerá consigo una vulgarización de dicha formación y la minusvaloración de su carácter distintivo.

En definitiva, Bolonia para la carrera de Derecho ofrece actualmente más sombras que luces, y si bien es cierto que, a pesar del Manifiesto, Derecho se acabará adaptando a Bolonia, al final de dicho angosto proceso me temo que todo quedará en una simple adaptación estética, condicionada por la realidad la Universidad, que en España, y por lo que refiere a los estudios en Derecho, está excesivamente masificada, deficitariamente financiada y bastante mal retribuida, especialmente si se la compara con Europa.