¿Economía sostenible o New Deal?

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Publicado en el diario Las Provincias. Domingo, 7 marzo 2010.

¿Economía sostenible o New Deal?
Javier Plaza Penadés. Profesor Titular de Derecho Civil. Universitat de València

Hará unos cuantos años, en el examen de primero de Derecho, se me ocurrió preguntar, entre otras cuestiones, “la prodigalidad” y… si bien es cierto que la mayoría de los examinados dejaron la pregunta en blanco, otro grupo de “estudiantes” optó por responder con la famosa parábola bíblica del “hijo pródigo”. Cual fue mi sorpresa al descubrir, con honda tristeza, que la mayoría de ellos no sólo no sabía Derecho sino que además desconocían el idioma castellano, pues creían que pródigo era la persona que “tras haber obrado mal, se arrepiente y pide perdón”, ignorando que pródigo es “la persona que administra y gasta de manera desordenada y sin mesura sus bienes” (y de ahí que la parábola se intitule “del hijo pródigo”).

Este es un ejemplo más que añadir a los decepcionantes resultados que el sistema educativo español ha generado tras treinta años de Constitución y que refleja la cultura del español universitario medio. Cultura que, como bien dice el diccionario de la Real Academia Española, es el conjunto de conocimientos que permite a la persona “tener criterio propio”. Pero lo cierto es que cada vez es más difícil encontrar y formar estudiantes que tengan cultura y, por ende, criterio propio, no sé si por interés o por desidia de la clase política, que es la que ha fomentado esta interesada “cultura de la incultura”.

Pero el tema que nos ocupa, por su urgencia que no por su importancia, no es el de la “incultura media” sino el de la “crisis económica actual”, y la referencia a la prodigalidad viene al hilo del calificativo que merece la gestión que en España se ha hecho de una crisis económica (elevada a la categoría de “gran depresión”).

Volviendo a la sabiduría bíblica, las crisis económicas (según el sueño de las vacas gordas y las vaca flacas) son cíclicas, vienen a durar aproximadamente unos siete años y la mejor receta es pasarla con los ahorros y beneficios generados en épocas de vacas gordas, algo que en España resulta imposible ya que el Gobierno, con su pródiga gestión, se ha gastado todo el superávit heredado y ha elevado el endeudamiento a cuotas tan históricas como la del número parados, con medidas de despilfarro como los cuatrocientos euros (prácticamente desaparecidos) o el Plan E, a las que se añaden una serie de ayudas a la banca, al sector del automóvil o a parte de los parados, que, desde luego, no sirven para generar lo que la sociedad demanda con urgencia: empleo estable y de calidad.

Agotado el Plan E y amenazado el sistema de ayudas y subvenciones, esto es, esquilmadas las arcas del Estado, la receta para salir de la crisis resulta ser ahora una Ley, intitulada de “economía sostenible”, pero que, al igual que el “desarrollo (económico, social y medioambiental) sostenible” en el que se inspira la ley, tiene dos cosas en común con el Plan E o con el sistema de ayudas públicas: su elevado coste y su evidente ineficacia, especialmente si con ello se quiere generar políticas de empleo estable.

El debate que planteo es si es suficiente con una Ley para salir de la crisis o si lo que se exige es un New Deal, y mi opinión es que el Gobierno de España, como ya hizo Franklin Delano Roosevelt frente a la inacción y falta de acierto de Herbert C. Hoover ante la crisis económica de 1929, necesita acometer un auténtico New Deal español, moderno y social, que parta de la realidad económica española y que permita reorientar y dinamizar la economía española remodelando todos los sectores productivos, desde el agropecuario al tecnológico, pasando por el de la construcción y el turismo, así como racionalizar y reestructurar las Administraciones Públicas (estatal, autonómica y local), haciéndolas eficientes y descongestionándolas de cargos y puestos públicos innecesarios; y todo ello combinado con una mayor racionalización los horarios comerciales y laborales; una mejora en la productividad; una decidida apuesta por la calidad de los productos y servicios; una mayor racionalización y reequilibrio entre los salarios de trabajadores y los que cobran directivos y políticos; una flexibilización del salario y del mercado laboral; una mayor control del destino de los beneficios empresariales que deben de estar subordinados a las inversiones en la mejora de la empresa; o la promoción de empresas socialmente responsables…

En definitiva, esta grave recesión económica requiere, en mi modesta opinión, de un auténtico New Deal, cuyo contenido sea la reestructuración y reordenación de todos los sectores productivos y del sector público, que sirva de base para la recuperación y el aumento de todo el empleo que se ha destruido, y cuya forma sea un gran acuerdo de Estado, con la oposición y con los empresarios y sindicatos, que permita de verdad que la economía española salga renovada y reforzada de esta crisis.

GESI – UNIVERSITAS