Be Solid Calcuta 2012: Entrevista a Juan Alonso

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Be Solid Calcuta 2012

Entrevista a Juan Alonso

 

 

 

“Es muy importante desprenderse de todo tipo de prejuicios que podamos tener y abrirnos a vivir nuevas experiencias y, sobre todo, a descubrir cosas no solo de Calcuta, sino también de nosotros mismos que jamás habríamos imaginado.”  

 

 

En total ha sido 28 los voluntarios que han viajado este año hasta Calcuta: este verano han estado en Calcuta han sido: Carla Aguirre Fernández de Caleya, Leonor Fayos,  Beltrán Aznar, Patricia Santoja, Beatriz Abejaro, Juan Bautista Domínguez, Mª Ainhoa Baucells, Mª del Puig Mustienes, Andrea Roso, Mª Aranzazu Picard, Sandra Orozco, Begoña Gallardo, Miguel Amo, Carolina Martín, Rocío Mustienes,  Mª Gemma Martínez, Andrea Catalá, María Casanova, Marta Segura Barrachina, Mª del Pilar Ruano, Ángela Velasco, Paula Guerra, Enrique Buque,  Begoña Martí, José Manuel Gómez-Gabriel, Eloy Cantú, Isabel Hurtado y Juan Alonso. Al grupo de valencianos se unieron otros voluntarios de Madrid, entre ellos Andrés Sevilla, Diego de Guindos, Marta Palacios, Miguel Fernández y las hermanas González.

Juan Alonso habla en nombre de todos ellos y destaca su colaboración en la organización del viaje y de cómo, una vez en Calcuta, han estado pendientes los unos de los otros.

Este es el segundo año en Calcuta ¿en qué ha sido diferente?

El hecho de que haya sido el segundo año ha cambiado mucho las cosas. No solo allí, sino también aquí cuando empezábamos a montar el viaje, para cuya organización, desde el principio se repartieron muy bien las tareas: algunos se encargaron de los eventos para recaudar dinero, otros del vuelo, otros del visado, otros del seguro médico, otros del viajecito «intra-India». De este modo ha habido mucho compromiso por parte de todos y se podía ver fácilmente la ilusión que teníamos por ir.

También cuando vas a un sitio tan lejano por primera vez tienes que informarte sobre el tipo de vida, el día a día de un voluntario, dónde trabajar, qué vas a necesitar, dónde alojarte o comer, dónde están los sitios de interés, etc. Este año ya teníamos las respuestas a todas esas preguntas, así que pudimos invertir más tiempo en otros aspectos de la organización. Por ejemplo, este año organizamos un pequeño tour por la India los últimos cinco días, para conocer las ciudades de Agra, Jaipur y Delhi.

Obviamente la vida allí también ha sido mucho más llevadera este año. Sabíamos mejor dónde ir a comer (poder cenar 28 personas juntas difícilmente es posible) y cambia mucho la cosa cuando se come bien. También se ha notado a la hora de controlar las indisposiciones típicas como fiebre, diarreas, vómitos, etc. Como conclusión diría que se ha notado en todo; sabíamos mejor cómo tratar con la gente de allí y eso, a veces, te abre muchas puertas.

¿Cuál ha sido tu mayor preocupación como coordinador de un voluntariado internacional?

En realidad, son preocupaciones compartidas con el resto del grupo. Yo creo que en general lo que más preocupa a todos, es precisamente cómo están los demás: si están bien, a gusto durante el viaje y que sepan que pueden contar contigo para cualquier cosa. Una preocupación que recuerdo bien es que existía el riesgo de que al llegar a Calcuta, no tuviéramos trabajo porque hubiera ya llegado mucha gente antes, pero finalmente no tuvimos ningún problema con eso. También rezas para que haya el mínimo número de complicaciones graves, como que te roben un bolso, que se pierda algún documento o que alguien tenga que ir al médico. Es un poco ingenuo no esperar las complicaciones «leves»…

¿Ha habido algún cambio en las tareas que os han asignado respecto del año pasado?

Hay gente que ha repetido en el mismo centro que el año pasado, otros no. En general nos hemos dedicado a cosas diferentes, a las del año pasado pero es cada uno el que elige la tarea a realizar. Pero los centros de las Hermanas siguen siendo los mismos que el año anterior. Como novedad, este año, a una voluntaria, Begoña Martí, le pidieron ayuda para traducir algunos sucesos relacionados con la Madre Teresa, aunque no sé hasta qué punto se puede contar de esta historia, así que quién habría que preguntarle a ella…

¿Cuáles son las claves para aprovechar al máximo la experiencia de voluntariado en un lugar como Calcuta y con las Misioneras de la Caridad?

Desde mi punto de vista, una de las cosas más importantes es ir dispuesto a todo, en cuanto a hacer y en cuanto a aprender.

No debemos ponernos límites para un viaje como ést,e porque los límites ya nos llegarán si tienen que llegar. Es muy importante desprenderse de todo tipo de prejuicios que podamos tener y abrirnos a vivir nuevas experiencias y, sobre todo, a descubrir cosas no solo de Calcuta, sino también de nosotros mismos, que jamás habríamos imaginado.

Una de las cosas más importantes allí es fijarse en las Hermanas Misioneras (las Sisters). De ellas podemos tomar un ejemplo que en muy pocas partes del mundo encontraremos. Debemos pararnos a contemplar todo a lo que han renunciado, todo lo que hacen, todo lo que significan para tanta gente que no tiene nada, la vida tan sacrificada que llevan, lo poco que necesitan para ser tan felices… y todo eso solo por una razón, únicamente movidas por un impulso, porque aman a Dios. Si estando allí conviviendo con ellas, codeándote con ellas, eres consciente de esto e intentas, lo mejor que puedas, imitarles y aprender de ellas, estoy seguro de que cambiará tu vida.

¿Cuál ha sido la respuesta del grupo?

En general, hemos vuelto muy contentos de la experiencia. Incluso en el cansancio de los últimos días del viaje, la gran mayoría hablábamos de lo increíble que había sido. Además, el ambiente que logramos entre nosotros fue muy agradable. Y el hecho de convivir con gente tan agradable que, más o menos, comparte las mismas inquietudes que tú y en la que sabes que te puedes apoyar, te permite regresar a casa con buenas amistades. Esto hace el viaje aún más especial.

Ha habido voluntarios veteranos pero también que iban por primera vez… ¿cómo ha sido la integración de los ‘nuevos’?

Ha sido fantástica desde el principio, desde las primeras quedadas en Valencia para organizar todo. También aunque para algunos era su primera vez en Calcuta, ya eran veteranos en los voluntariados internaciones, así que ya sabían como remar en esas aguas. Otros muchos era la primera vez que salían de España como voluntarios; entre ellos ha habido quienes ha tenido más facilidad para adaptarse y hay otros a quienes les ha costado algunos días más hacerse a la vida de Calcuta. En general, la integración ha sido muy buena porque el grupo ha sido también muy bueno.

¿Cuáles son las mayores dificultades a las que se enfrenta un voluntario en Calcuta?

En primer lugar, dejando un poco al margen la estampa de pobreza y miseria que todo el mundo conoce acerca de Calcuta, las condiciones no acompañan. En definitiva lo que te encuentra es calor, humedad, desgaste físico, un poco de hambre y algún que otro día indispuesto. Pero, aunque puede no sonar muy bien dicho así, no es difícil sobrellevarlo, al cuarto día ya se lleva como si nada.

¿Volveréis a repetir el verano que viene?

A casi todos nos encantaría volver aunque no es fácil disponer de un mes de verano para ir a Calcuta o no siempre se puede costear. Lo que es seguro es que repitamos o no repitamos nosotros, estaremos encantados de facilitar todo lo posible a quien quiera ir. Y, personalmente, ojalá tenga la oportunidad de volver alguna vez más a la India.