Santiago Tapia, coordinador de logística de Be Solid en Filipinas
«Los voluntarios piensan que van a un país donde van a pasar hambre y a dormir en la selva rodeados de animales salvajes, pero pronto conocen la realidad y la acogida de la gente»
Beni y Santiago Tapia están casados. Los dos son hijos de padre filipino y madre española. Nacieron en Filipinas, ella en Goa y él en Naga, dos ciudades en la región de Camarines Sur. Ella estudió Relaciones Exteriores y él Ingeniería de Telecomunicaciones. Beni estuvo trabajando en la compañía aérea British Airways y Santiago en la multinacional informática IBM. Ahora están jubilados, pero no tanto porque están dedicados por entero a organizar misiones de voluntariado en Filipinas. A caballo entre las islas y Valencia, hacen posible la organización de diferentes proyectos de voluntariado y codesarrollo de AVASSV.
¿Cómo surgió esta iniciativa de acción social y voluntariado?
Durante nuestros viajes periódicos a Filipinas para visitar a la familia, observamos que podríamos plantear proyectos de codesarrollo y voluntariado para ayudar a las comunidades más necesitadas de nuestra región. Para ello necesitábamos contar con alguna ONG solvente y con capacidad de organizar este tipo de voluntariado, en un país tan lejano de España. Fue así como tuvimos la suerte de contactar con el Dr. Barrios y AVASSV, para poder hacer esta labor.
¿Cómo se decide en qué lugar y sobre qué áreas actuar?
Las peticiones las recibimos de las ONGs filipinas y de nuestras colaboradoras sociales del lugar, quienes identifican las zonas y los colectivos más necesitados. Asimismo, contamos con un par de voluntarios locales que nos van poniendo al día de las áreas que más necesitan de nuestra atención.El Dr. Barrios visitó en marzo de este año el pueblo de Iriga, en Camarines Sur, y en persona hizo un seguimiento de las necesidades de la zona y de las aportaciones de AVASSV.
¿Cuáles son las prioridades cuando se organiza un voluntariado internacional de la envergadura de los de AVASSV?
Principalmente la logística, por ejemplo dónde vas a trabajar, alojamiento, medios locales de transporte, seguridad de la zona y apoyo de las autoridades locales quienes suelen ofrecernos traductores, conductores, acompañante y personal de servicio doméstico.
¿Cuál es el primer tópico que se le desmonta a un voluntario español cuando llega a Filipinas?
Salen de España pensando que van a ir a un país donde pueden pasar hambre, dormir en medio de selvas amazónicas, rodeados de animales salvajes. Están preocupados de coger alguna enfermedad tropical. Por supuesto que al cabo de algunos días, y debido al trato tan agradable y acogedor de la gente, desaparecen estas preocupaciones.Piensan que se van a encontrar a una población triste, sin embargo descubren que los más necesitados, a pesar de su pobreza, siempre están sonriendo.
¿Qué dejan los voluntarios en Filipinas y qué se llevan de la experiencia?
Más que dejar, reciben. Aplican su experiencia, sus conocimientos y la ayuda individual que cada uno aporta. Personalmente observo que se llevan la satisfacción de haber sido útiles, y en general, un cambio positivo como persona.Como anécdota el padre de un voluntario nos dijo que había notado un cambio muy positivo en su hijo y que para el próximo año mandaría al otro hermano…
¿Cuál es el próximo proyecto?
Hasta el momento AVASSV organiza dos proyectos al año en Filipinas, en Febrero la Misión Médica, y en Julio la Misión de Trabajo. Para la primera expedición de 2011 esperamos contar con un grupo de médicos especialistas y médicos MIR. Esperamos trabajar en los “barangays” (barrios) de Manila, Daet (Camarinas Norte), Naga y Pili (Camarines Sur).
Algo que queráis añadir…
Tenemos que destacar que durante las cuatro misiones que hemos colaborado, hemos tenido la suerte de contar con unos profesionales y voluntarios excepcionales. No sabemos dónde escoge o cómo son seleccionados estos jóvenes voluntarios por parte del Dr. Barrios.Nunca hemos tenido algún incidente que destacar, eso sí, anécdotas muchas como tener que comer con las manos, no poder salir de la casa durante dos días debido a las lluvias, considerar como niñas a chicas de más de 25 años de edad, a causa de la desnutrición, montar más de 6 personas en un moto-triciclo pues no teníamos otro medio de transporte y, por supuesto, tener que cantar, casi forzados, con un karaoke, que tanto gusta a las autoridades de allí…