Artículo publicado por la Universidad Austral
A continuación enviamos sugerencias que, creemos, pueden ayudar en estos días de aislamiento. Algunas son una adaptación libre de consejos para esta situación de la profesora Aisha Ahmad, del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Toronto (https://twitter.com/ProfAishaAhmad/status/1240284544667996163?s=20). ¡Esperamos que les sirvan!
- Visión de largo plazo.
Esto puede ser largo. Hagan un plan de largo plazo. Piensen en el partido completo, en “the big picture”. Dosifiquen. No quemen todos los cartuchos en estos primeros días.
- Primero lo primero.
En una cuarentena, conviene empezar por tener cubiertas las necesidades más básicas: alimentos, limpieza, etc.
Coordinen con el resto de la familia un plan de tareas, de encargos, etc. Alguno debe salir a hacer las compras esenciales. Sean serviciales y estén disponibles.
- Paciencia ante la necesidad de adaptarse.
Los primeros días son quizá los más difíciles, luego de que buena parte de nuestras vidas ha cambiado. Es normal que así sea.
Dense tiempo para adaptarse a la nueva realidad, tanto física como mentalmente.
Hay que ir aprendiendo a concentrarse, pasando de una multitud de tareas externas, propias de la vida corriente, a la serenidad de la pausa, de la atención a menos cosas, que, bien elegidas, no son menos importantes ni profundas.
- Simplificar y fluir.
No se sobre-exijan. Simplifiquen todo lo que puedan. Sean flexibles con ustedes mismos y con la situación.
No es razonable exigirle al cuerpo y al cerebro que hagan lo de siempre, cuando se está en condiciones de mayor estrés.
Simplificarse y lograr que la vida y las cosas fluyan es aplicable incluso al estudio: todo lo que avancen es positivo, e implica alejarse del quietismo en que estarían si no hubiera clase, exámenes, etc. Exigirse, pero con la flexibilidad que imponen las circunstancias.
El perfeccionismo puede ser mal compañero en situaciones como las actuales, pues puede inmovilizar, frustrar, detener, cuando justamente lo imperativo es no estancarse.
- Un plan para este tiempo.
Hagan un plan para estos días e intenten vivirlo con disciplina. No maten el tiempo. Elijan qué hacer, y que cada cosa que hagan, por sencilla que sea, tenga valor y una finalidad.
Armen una rutina. Hagan un horario diario y semanal, con bloques que incluyan todo, y pongan lo más importante primero: levantarse temprano y a la misma hora, asearse, vestirse como para un día habitual, cuatro comidas (sanas), buena hidratación, limpieza de la casa, orden de su habitación y de su lugar de trabajo, lavado de ropa, clases, estudio, ejercicio físico, tiempo en familia, charlar con amigos por los medios digitales, momentos de soledad (incluyendo quizá oración y meditación), de lectura, esparcimiento, descanso adecuado, cuidando el sueño… Es importante que reserven un tiempo al día para hacer algo de actividad física (hay muchas opciones para hacer en casa).
Usualmente nos frustramos por falta de tiempo, por las cosas que quedan sin hacer. Ahora tenemos tiempo. Sin dudas el estudio va a ocuparles gran parte del día, pero aprovechen esta oportunidad de abrirse a cosas nuevas. Nuevos cursos y actividades. Leer libros que estaban pendientes, que descubran nuevos panoramas y que hagan crecer.
Plantéense objetivos. Pocos, pequeños y posibles. Y vayan marcando los logros.
- Cuidar la convivencia y el vínculo con familiares y amigos.
Sean pacientes, comprensivos y empáticos con sus familiares y amigos. La convivencia puede ser más compleja en esta situación, cuando todos estamos más susceptibles y quizás angustiados.
Cuiden los vínculos con los demás. Tenemos una oportunidad única para crear lazos mucho más profundos con los seres queridos. Sumar en todo lo que une, evitar lo que separa y enfrenta.
Aprovechen a conversar con quienes están compartiendo estos días de aislamiento. Sin apuro. Con plena presencia. Seguramente se sorprenderán.
Y aprovechen la tecnología para estar cerca de todos aquellos a quienes se tiene lejos, especialmente de los que están solos y más pueden necesitar de nuestro cariño y compañía. Regalarles el tiempo y el interés, la preocupación, la empatía. Es muchísimo lo que podemos hacer por los demás sin movernos de casa, con un llamado, con un mensaje. Las posibilidades son infinitas. Sólo hay que ser creativos.
- Visión y actitud positiva.
Es fundamental la actitud con que nos aproximamos a esta temporada de aislamiento social.
Aunque hay que ser conscientes de lo que nos circunda, hay que evitar la angustia, rumiar preocupaciones todo el tiempo, transmitir pesimismo. Lean los diarios, miren los noticieros, pero sin intoxicarse por demasiada información.
Estamos en casa por las circunstancias y por las autoridades, pero conviene adecuar el interior a lo externo, haciendo propio y aceptando voluntariamente lo que ocurre.
La comprensión de la finalidad cambia el esfuerzo que demanda: saber que se está contribuyendo a algo grande, que es cuidarnos entre todos, y cuidar a los más vulnerables.
Además, valorar las oportunidades que nos da este tiempo para crecer individualmente, y en la valoración y el amor a los demás.
- Aprender de lo que nos toca vivir
En la organización del tiempo para estos días, los animamos especialmente a incluir momentos solos. Reflexionen, piensen, mediten, los que son creyentes oren y recen… Con tantos proyectos para estas semanas y meses súbitamente archivados, éste es un gran momento para crecer para adentro.
Esta experiencia es nueva, y puede hasta reconfigurar muchas cosas del entorno en que vivimos y del mundo en su globalidad. Hay mucho para aprender al vivenciar estas circunstancias.
Las crisis son oportunidades de crecimiento: tienen la misma raíz griega. ¿En qué debo cambiar? ¿Cómo y en qué ser mejor? ¿Qué me enseña esta situación?
Este tiempo puede ayudarnos a ver si realmente estamos poniendo el foco en lo que verdaderamente importa, a valorar, a agradecer, a barajar y dar de nuevo. Dejen que esto los distraiga un poco, para que esta crisis sea una verdadera oportunidad de mejora y crecimiento.