Testimonio de Carla Sebastiá, voluntaria Universitas en la Escuela de Verano en Quito (Ecuador)

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«Fue alucinante ver que niños con pocos recursos son tan felices».

Carla Sebastiá es una de los voluntarios que este verano estuvieron en Ecuador para colaborar en una escuelita, ayudando a niños, algunos de ellos con algún tipo de discapacidad. Así cuenta Carla la experiencia que vivieron.

Lo que más me sorprendió fue como los niños normales estaban tan pendientes de los discapacitados. Jugamos, pintamos, hicimos varias visitas como, por ejemplo, al zoo o al parque… Ellos se conformaban con cualquier cosa, algo que con los niños de nuestra sociedad no ocurre. Pero también, he de decir que, esto ocurre porque el entorno en el que viven es diferente, aunque no por ello son peores personas.

Durante las dos semanas que estuvimos con ellos, observaba esa sonrisa que te hace pararte a pensar que no es necesario tenerlo todo en esta vida, que con poco se puede conseguir mucho. Ese simple «gracias», o esa sonrisa en sus caras, era suficiente.

Según el diccionario, un voluntario es «la persona que se ofrece a hacer un trabajo u otra cosa, no estando obligado a ello». Está claro que, ser o no voluntario, es opcional, pero considero que es algo que debería hacer todo el mundo, porque no está de más darse cuenta que no sólo lo material es importante en la vida.

Carla Sebastia

Otra parte positiva, es la de conocer otra cultura y desempeñar diversas actividades en un país totalmente desconocido.

Todos los días empezábamos a las 8.00 de la mañana pintando, jugando o con alguna actividad divertida para que los niños iniciaran el día contentos. Al acabar la jornada, terminábamos bastante cansados, pero nos daba igual porque nos gustaba lo que hacíamos. Por ello, nos levantábamos todos los días con muchas ganas de ir a la escuelita.

Al principio te da un poco de miedo, miedo a lo desconocido. No sabes cómo son allí; si tú podrás adaptarte, si sabrás hacerlo bien… Pero cuando llegas, todos esos planteamientos y dudas pierden toda relevancia. Te das cuenta del cariño que los niños te cogen rápidamente, pero, ¿y el que le coges tú a ellos? Es algo que nunca se olvida.