Testimonio de Miguel Jiménez Solano. Verano de 2008, México

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Fundación Universitas, en colaboración con Fundación Origen, organizaó un campo de trabajo en las comunidades indígenas de la sierra norte de Puebla, México. Ahora, varios meses después, os ofrecemos el testimonio de Miguel Jiménez Solano, uno de los voluntariados que estuvo allí.

¿Estás interesado en unas espectaculares vacaciones en la Sierra de Puebla en México?
Serán unas vacaciones especiales, pues vivirás durante un mes con indios totonacos.

Con tu sola presencia cientos de niños te harán sonreír al mismo tiempo. Te recibirán con muchos besos y se despedirán con montones de lágrimas.

Se realizarán actividades y juegos y al principio tendrás que ser el monitor. Al final, sin darte cuenta, te convertirás en un niño más y habrás descubierto el secreto de la eterna juventud. Y después de un día así, cuando te vayas a la cama, te irás muy cansado pero te acostarás siempre con una sonrisa en la boca.

Tendrás talleres de verano en los que enseñarás y compartirás intentando seguir el programa establecido, pero la improvisación y lo mejor de ti mismo harán que puedas elegir entre acabar siendo un cuenta cuentos, un artista o un deportista.

Por increíble que parezca, cada día se pelearán por invitarte a comer y tras una excursión atravesando la selva llegarás a su casa donde te tratarán como a un rey. Te abrirán su corazón y te contarán historias que jamás habrás oído. Entonces es cuando te convertirás en su consejero y amigo.

Además, encontrarás un nuevo significado a la palabra amistad, pues a 3200 metros de altura, en medio de la selva totonaca, en una cabaña llena de bichos, al otro lado del charco, los voluntarios se convierten en hermanos de sangre.

Finalmente, cuando tengas que volver a casa dirás que ya estás en casa y que no te quieres ir y entonces habrás descubierto que tienes una nueva familia en la otra parte del mundo.

Se advierte de que este tipo de viajes son adictivos y te pueden dejar enganchado para siempre. Tras el viaje pueden aparecer efectos secundarios de por vida, como cambios bruscos en la personalidad. Se asegura que todos estos cambios serán para bien y que serán fruto de los recuerdos inolvidables de la experiencia vivida.

No se trata del típico viaje a Ibiza con los amigos. No es un viaje a playas exóticas y exuberantes. Posiblemente tendrás muchas incomodidades y la comida no será como la de mamá, pero nunca encontrarás algo parecido. Para alguien como tú o como yo simplemente es cuestión de querer, de tener fuerza de voluntad, de querer dar algo de tu tiempo y de tener ganas de ayudar. La recompensa recibida merece la pena.

Os aseguro que os sorprenderéis de cuanto cariño te pueden  llegar a dar a cambio de muy poco. Y cuando volváis a casa y los recuerdos os empiecen a rondar la cabeza, descubriréis con una sonrisa en la boca que en vuestro interior os dejasteis allí, casi sin querer, un pedacito de vuestro corazón.