Entrevista a Pilar González: «Ser escuchados, es lo que más necesitan los enfermos»

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Mejorando Juntos

 

 

Pilar González Gomis estudia Derecho en ínglés, en la Universitat de Valencia. Es voluntaria de Mejorando Juntos y miembro del Comité Ejecutivo de Voluntariado de Universitas. 

 

¿Qué te animó a involucrarte en Mejorando Juntos?

Ante todo el hecho de que fuese una actividad de ayuda y de apoyo a los demás que estaba al alcance de mi circunstancia y mis posibilidades. Ya hacía un tiempo que venía sintiendo la necesidad de devolver, de alguna forma, todo lo que yo ya había obtenido previamente de la sociedad. Cuando conocí Universitas y la labor que estaba llevando a cabo me pareció una manera hermosa y sencilla de poder contribuir al bien ajeno y de esta forma agradecer todo lo que se me había brindado anteriormente.

La labor de cohesión social que realizamos los voluntarios, y de difusión de alegría y esperanza me parece importantísima, tanto para los que la reciben como para nosotros mismos. Y al hallarse esta forma de contribución, integrada en una escala y a un nivel factible para todos, es lo que hace posible que se continúe con esta forma de voluntariado.

 

Tu carrera no es del área de Ciencias de la Salud, sin embargo esto no está siendo un obstáculo en el voluntariado…

La esencia de esta labor, que es el contacto con la gente, la transmisión que nos hacen de sus inquietudes, de sus miedos, de sus sentimientos más profundos, redunda en un mayor conocimiento de los pesares de la sociedad, en una ampliación del prisma con el que observamos los problemas actuales y en una mejora de la perspectiva que tenemos de nosotros mismos y de cómo podemos contribuir a un progreso positivo de la comunidad.

El hecho de que los pacientes se sinceren conmigo no contribuye ciertamente a que mis prácticas de derecho civil sean más precisas, pero sí ayudan a entender mejor una sociedad cambiante, algo que considero fundamental en una carrera que evoluciona con esta y bebe de ella.

 

¿Pensabas que era así la vida de un enfermo de hospital?

Lo cierto es que sí tenía una cierta idea de que era la vida en un hospital, pero siempre desde un punto de vista más técnico y limitado. Nunca había mantenido un contacto tan continuado y tan humano con pacientes de un hospital, esto ha hecho que se me haya formado una nueva visión sobre el día a día de un hospital tanto para pacientes como para los familiares que les acompañan (que son muchas veces aquéllos que más ayuda requieren).

 

¿Qué te propones en cada visita?

Ante todo ser capaz de aliviar el dolor, ser un instrumento de consuelo, de alegría, ser apta para transmitir serenidad y paz y poder marcharme y dejar los sentimientos y las pasiones que desconsuelan un poco más aplacados. Es decir no quiero que tras mi visita los pacientes a los que haya visitado no hayan experimentado una sensación de alivio o al menos de ilusión, esperanza y perseverancia por el simple hecho de haber podido desahogarse. Espero que al entablar una conversación con ellos sea para que se pueden liberar.

 

¿Qué es lo que has detectado que necesitan más los enfermos?

Muchas veces una simple mirada cómplice y un apretón de manos que demuestre esta comprensión es suficiente para que se sientan más liberados. Pero sobre todo necesitan hablar, explicarte porque están ahí, cómo se sienten ellos y sus familias y cuáles son sus esperanzas. Por eso muchas veces es mejor simplemente escuchar, de forma atenta, que se sientan entendidos, tener simplemente una persona amiga con quien poder compartir ese dolor y de esta forma aliviarlo. Eso es; aunque jamás lo soliciten de forma directa, es lo que más necesitan.

 

¿Qué supone para ti este compromiso semanal?

En términos de esfuerzo nada, no supone una pérdida de tiempo o una actividad que llegado el momento cueste realizar, nada más lejos de la realidad. Sino que yo misma en mi calidad de persona, de estudiante, etc salgo beneficiada. Me reporta alegría y satisfacción personal, una satisfacción, claro está, sana. Un sentimiento de optimismo y de lucha que me ayuda con mis estudios y me estimula. Al ser una actividad solidaria que no abarca un radio de acción gigantesco sino que se limita a la ayuda de aquellos que tenemos más próximos, me permite poder contribuir con esta actividad semanalmente.

No exige un gran sacrificio de mi tiempo, o el ponerla por delante de mis estudios. Simplemente me sugiere que emplee una escasa fracción de mi tiempo libre a la ayuda de los demás. Una actividad que no exige unos conocimientos previos, o una gran capacidad, simplemente la empatía para ver en el prójimo a un ser que sufre y la valentía para querer cambiarlo.