Prensa escrita y prensa electrónica

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Prensa escrita y prensa electrónica
Javier Plaza Penadés. Profesor Titular de Derecho Civil. Universitat de València.
GESI (Grupo de Estudios Sociales e Interdisciplinares)

Es un hecho notorio y sobradamente conocido que todos los periódicos o diarios sufren una importante caída de ventas de ejemplares, a lo que se une la notable disminución de los ingresos de la publicidad. Pero estos son los efectos coyunturales de la actual crisis económica, que en modo alguno obedecen, o al menos ese es mi parecer, a un desinterés por la prensa en papel o tradicional.
Muchos creen que la crisis de la llamada prensa escrita se debe a la reciente irrupción de la prensa electrónica, a la que el ciudadano puede acceder a la mayoría de contenidos de manera gratuita y desde el lugar del mundo en que se encuentre, en tiempo real. Pero la prensa electrónica, accesible a través de ordenador, del teléfono móvil o de cualquier otro dispositivo idóneo, cumple una función social distinta de la prensa tradicional, como es la de ofrecer una información actualizada, mediante un sistema de noticias de contenido breve y a través de espacios con un fuerte predominio del componente fotográfico y audiovisual. Por ello, la prensa electrónica no es ni puede ser en modo alguno sustitutiva de la prensa escrita o en papel, sino complementaria.

Eso sí, la prensa electrónica obliga a redefinir los contenidos y la función de la prensa en papel o tradicional, teniendo en cuenta, además, que la industria informativa se estructura en torno a grandes grupos mediáticos, y que cada grupo mediático necesita su propio periódico (como se ha puesto de manifiesto recientemente con la creación del diario “Público”), ya que en el diario se pueden detallar informaciones y contenidos que luego pueden alimentar los contenidos de los otros medios del grupo de comunicación: la radio (comentando titulares e informaciones relevantes), las noticias televisivas (cuando en el diario se contienen informaciones exclusiva de interés general) y, por supuesto, las noticias propias y diferentes del diario electrónico que permiten diferenciarlo del resto de diarios electrónicos, todo ello bajo el paraguas de la marca del nombre del diario, que suele ser el nombre de domino en Internet.

Sobre esa base, la prensa escrita debe ofrecer informaciones exclusivas o diferentes, siendo el espacio natural del periodismo de investigación y documentación y de las informaciones locales de interés para el lector. Por ello sería un gravísimo error configurar a la prensa escrita como un medio que debe ser económicamente sostenible por sí mismo, lo que llevaría a reducciones de plantilla en detrimento de la calidad informativa del grupo. El periódico es y deber ser hoy más que nunca la auténtica base de los contenidos singulares y de calidad de los distintos medios del grupo de comunicación (radio, televisión, diario digital…), por lo que la plantilla de los diarios debe estar conformada por periodistas y profesionales valiosos, cuyo coste debe ser asumido por el propio grupo de información. Todo ello, sin perjuicio de que la prensa española necesite con urgencia de una legislación moderna o, cuanto menos, constitucional, ya que la prensa en España (electrónica o en papel) todavía se “rige” por una Ley del año 1966.