Rafa Gómez-Lechón
Estudiante de Arquitectura y empleado de una empresa especializada en reformas de interior, Rafa dedica buena parte de su tiempo libre a la acción social. La experiencia como voluntario de un amigo suyo de Universitas despertó su curiosidad hace ocho años.Desde entonces ha ido con programas sociales a Nicaragua, Letonia, México, Ecuador…. pero, a su curriculum internacional, hay que añadir su labor también en diferentes proyectos en España. Rafa afirma que «una vez lo has probado, quieres volver a experimentar», ya que «generalmente acudes al voluntariado con la idea de ayudar a ‘gente necesitada’ y sin darte cuenta acabas tú recibiendo tanto o más que ellos». Su energía, su positivismo y sus ganas de ayudar hacen que todos estos años hayan sido sólo un comienzo para continuar.
– ¿Desde hace cuánto tiempo dedicas parte de tu verano a la acción social?
Empecé en este mundo hace ocho años y, desde entonces, he intentado no fallar nunca a mi «cita anual» y, salvo en una ocasión, siempre lo he conseguido. No sé muy bien cómo explicarlo. Es algo que si lo pruebas una vez, quieres volverlo a experimentar de manera que acaba convirtiéndose en una actividad importante a la hora de organizar tu año o tu verano.
– ¿Qué labores has hecho? ¿En qué países?
He tenido la suerte de realizar actividades muy diferentes en lugares muy diferentes y con gente muy distinta. La primera vez que hice algo de este tipo fue en Nicaragua donde construimos una escuela en plena selva donde vivían comunidades indígenas cuyos niños no tenían acceso a una educación. Tuve la suerte de poder volver tres años después para una actividad más enfocada a la formación y a la educación. En Letonia, estuvimos trabajando en un orfanato. Otro verano fue en Barcelona, donde estuvimos con niños inmigrantes en el barrio de El Raval. En el voluntariado de México nos centramos en una comunidad indígena con tareas de educación y alfabetización para niños y adultos. Por último, este verano en Quito, en Ecuador, he tenido la oportunidad de trabajar por primera vez con niños con discapacidad. Han sido realidades todas muy distintas: familias indígenas, inmigrantes, niños abandonados o maltratados, y niños con discapacidad. Por muchas veces que lo hagas, cada una te resulta especial y única, la disfrutas como la primera vez y, por supuesto, sigues aprendiendo con ellos.
– ¿Vas solo o con amigos?
Siempre he podido ir con amigos. Un incondicional desde el primera año es Miguel Jiménez, otro de los voluntarios de Universitas que, salvo en esta última ocasión que por trabajo no ha podido, nunca hemos dejado de vivir y disfrutar estas aventuras juntos. De todas formas, siempre se apunta alguien a quien no conoces pero, que tras vivir juntos una experiencia tan especial, se acaban convirtiendo en familia para ti. Así ha ocurrido en todos estos años, donde he hecho amistades que siguen igual de fuertes después de tanto tiempo.
– ¿Qué aliciente tiene no hacerlo solo?
Desde luego el poder compartir momentos tan especiales con alguien con el que tienes confianza es muy importante. Cuando acaba el día, necesitas hablar con alguien y contar lo que has experimentado y con quién mejor que con un amigo. Tambien te da tranquilidad ya que al principio nunca sabes con qué te vas a encontrar. De hecho, me atrevería a decir que no ir solo, casi da más tranquilidad a tu familia que a ti mismo… Se preocupan mucho por ti cuando, en realidad, estás viviendo una de las mejores experiencias de tu vida.
– ¿Qué te motivó a hacer acción social fuera de España?
Todo empezó a partir de Jose Vidal, un amigo que colaboraba en Universitas. Él tuvo la suerte de poder hacer un voluntariado en Rumania y a su regreso me contó si experiencia con tanto ímpetu que en cuanto pude me apunté a su siguiente voluntariado, que resultó ser en Nicaragua. Es así como Jose Vidal nos metió en todo este mundo a Miguel Jiménez y a mí. Y desde ese día, hasta hoy.
– ¿Qué has aprendido con estas experiencias?
Muchas cosas. Te ayuda a ver la vida de otra manera, a descubrir que existe otra realidad muy distinta a nuestra realidad diaria. Aprendes a valorar mucho las cosas, especialmente al ver lo feliz que puede ser la gente que no tiene nada, sólo con el cariño entre unos y otros. Generalmente acudes al voluntariado con la idea de ayudar a la «gente necesitada» y sin darte cuenta acabas recibiendo tú casi tanto o más que ellos. Aprendes a valorar lo que de verdad importa, a la gente, a los que tienes a tu alrededor.
– Alguien puede pensar que de poco sirve estar unas semanas cuando luego uno regresa a su país y se quedan allí en la misma pobreza… ¿Qué les dirías?
Ese es un pensamiento bastante extendido, pero estas actividades no consisten en aportarles cosas materiales durante tres semanas sino en ayudarles, en enseñarles cosas que les puedan servir, en el trabajo, en su vida. Por ejemplo, en México, una de las actividades que realizábamos era combatir el analfabetismo. Todo lo que le puedas enseñar en tres semanas, se les queda para siempre. De todas formas y, gracias a Dios, los voluntarios siguen llegando durante todo el año. En Nicaragua, por ejemplo, construimos un colegio. Cuando volvimos tres años después, comprobamos que había servido para algo, no sólo la escuela donde se formaban niños sino todo lo que cada uno de nosotros les había podido enseñar a cada uno de esos niños. Cuando después de tres años ves la alegría con la que te reciben, lo agradecidos que siguen y lo bien que te recuerdan, te das cuenta que para esa gente, no son sólo tres semanas….
– ¿Cómo organizáis el viaje?
Lo organizamos en Universitas, en colaboración con organizaciones en los países de destino. La promoción la hacemos a partir de reuniones de voluntarios que a lo largo del año vamos haciendo en la sede de Universitas. Una vez tenemos el grupo más o menos conformado, enfocamos el proyecto en función del tipo de gente y su formacion, para aprovechar al máximo las capacidades de cada uno. Por ejemplo, si el grupo de voluntarios está formado en su mayoría por estudiantes de Medicina, se intentaría enfocar más al tema sanitario.
– En España ¿haces alguna labor social? ¿cuál?
Intento siempre que esto no se quede en un mes de verano, y realizar actividades todo el año, aunque irremediablemente el horario de trabajo o de estudio te limita algo…