Miguel Amo
«Mi primera experiencia como pro-cooperante voluntario en Calcuta ha sido increíble. Más allá del mero sacrificio desinteresado y del trabajo en equipo, este mes me ha aportado una serie de valores y principios que me acompañarán de por vida.»
Patricia Santonja
«A pesar de que haya sido mi segundo años, los primeros días la situación de la mayoría de las personas me seguía impactando. Por mucho que te cuenten, por muchas fotos y documentales que veas tienes que estar aquí para realmente saber la auténtica pobreza en la que viven. Recomiendo vivir esta experiencia a todo el mundo porque, además de ayudar a los más pobres de entre los pobres, también le sirve a uno mismo para valorar lo que se tiene y dar gracias por ello».
Rocío Mustienes
«Calcuta nunca deja de sorprenderme aunque no sea la primera vez. La pobreza de su gente y la alegría con que la viven, me sigue enseñando que no hace falta nada material para ser feliz. Las Hermanas y la labor que hacen es impresionante, y ayudan a ver a los pobres a los que cuidan con el cariño con el que mirarías a un hermano, y a descubrir a Dios en cada uno de ellos. Es una experiencia increíble que ojalá pueda vivir mucha gente, y sobre todo que se quede en nuestros corazones toda la vida, para que seamos capaces de valorar todo lo que tenemos inmerecidamente.»
María Mustienes
«Calcuta frena los pies a cualquiera que ande por sus calles. El mundo en el que vivimos nos hace ir corriendo y nos impide pararnos a pensar en la suerte que tenemos por todo lo que nos rodea. Cuando aterrizas en esta ciudad llena de pobreza material, pones el freno de mano y comienzas a andar tu vida de una manera absolutamente diferente: dando gracias a Dios por todo lo que nos ha regalado. Me vuelvo a España con una obligación moral de transmitir a todos lo que he aprendido de Calcuta, y sobre todo de las Hermanas de la Caridad: te enseñan a amar al prójimo como a ti mismo.»
Gema Martínez
«Aunque no ha sido mi primer voluntariado, y tampoco el último, cuando aterricé en Calcuta y vi la panorámica del lugar, pensé ‘¿quién me manda venir aquí? Pero como el amor mueve montañas, el darte al que te necesita, recibir más todavía de lo que das y el testimonio de Madre Teresa y las Hermanas, han hecho de esta experiencia la más grande de mi vida.»