Entrevista a Leopoldo Abadía, presidente del Grupo Sonnenfeld, autor de “La crisis ninja”

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Leopoldo Abadía

Leopoldo Abadía (75) es un hombre sencillo. Su alegría entra como por ósmosis en el alma de quien esté hablando con él en ese momento. Y es así: optimista. Antiguo profesor de “Política de Empresa” en el IESE, dice no tener ni idea de economía, pero el caso es que hoy habla a los cuatro vientos sobre la crisis económica que la globalización ha hecho mundial. Todo comenzó con un artículo en el que contaba, por pasos, lo que son las “hipotecas subprime” – causa de lo que llama “paquetitos basura”-, que nadie quería leer. Lo mandó a un amigo, y éste, a otros… Un buen día, le dejan en su despacho el artículo con una nota: “léetelo, es bueno. Por su estilo, lo habrá escrito un joven universitario”. “Fue el mayo piropo que me han echado nunca”, cuenta divertido. Y ahí empezó todo: entrevistas, conferencias, tertulias…; por ciudades españolas y americanas. Y su blog: más de cien mil visitas cada semana… Todo ello, ¡sin saber nada de economía!

¿Nada?
Mira, yo he sido profesor del IESE, pero de algo no que no tiene nada que ver con la economía. Lo único que hice fue apuntarme cuando, cuando estaba estudiando Ingeniería Textil, a la primera promoción de Económicas, para ver qué tal; aprobé dos asignaturas de las que ni me acuerdo cuáles eran…

Pues no hay mucha gente que sepa explicar la situación actual de modo tan comprensible
Es cuestión de de ponerse. Yo he leído dos periódicos todos los días, uno general y otro económico, quince minutos, y la revista Time. Leyendo periódicos se aprende muchas ingenierías financieras…. Esa ha sido – y sigue siendo- mi fuente. Los artículos que no entendía, pero enrevesados, los dejaba e intentaba escribir las cosas de modo que cualquiera lo pudiera entender. Si lo haces, en pocos días nos intercambiamos los papeles. Es tan sencillo como que dos más dos es igual a cuatro…

Algunos políticos dicen no entender lo que está pasando
¿Es que yo soy más listo que ellos? No lo creo. Cuando una cosa la puedes contar en diez minutos y ya está, pero porque no hay nada más, no puede ser tan complicado. El caso es que algunos lo han querido complicar.

Es aquí donde entra la historia de los “ninja”
Sí: “No Income, No Jobs, no Assets”, sin ingresos, sin trabajo, sin pertenencias… Es decir, el clásico tío al que tú no le prestarías ni un céntimo ¿Qué es lo que pasa? De un modo a mi parecer totalmente imprudente, los bancos les prestan dinero porque ven ahí un negocio: dar préstamos hipotecarios a un valor más alto del real, y con unos intereses también más altos, porque los “ninja” son personas de mayor riesgo. Como la situación en ese momento en Estados Unidos era muy buena, pensaron: “en cuarenta años lo devuelven y nosotros ganamos”.

No parece lógico que lo acepten
Ponte en su situación: no tienen nada; simplemente esperan a que pase el tiempo, sentados, con su camiseta, tomando el sol. Un día, alguien les ofrece la casa de delante –mucho mejor que la suya, por supuesto-, dándoles un préstamo mayor que lo que realmente cuesta esa casa. El “ninja” no duda un segundo: le da igual si el interés es el del tres o del treinta por ciento. Es más, con el dinero sobrante sale a cenar con su mujer, con otros “ninja”, se compra un buen coche… Y con eso anima la economía.

Pero el dinero se acaba y, si éstos no pagan…
El banco entra en números rojos. Por eso va a bancos extranjeros y les pide préstamos y por eso también, se inventan algo nuevo: “empaquetan” las hipotecas malas – con más riesgo- y las hipotecas buenas en unos mismos “paquetitos”, y los venden para obtener más dinero. ¿Quién los compra? Ellos mismos, a través de unos fondos creados sobre la marcha. ¿Cómo? Pues pidiendo más créditos que, lógicamente, tiene unos intereses elevados; así la bola va creciendo, y creciendo. Y el dinero que yo ingresé en la caja de mi pueblo pulula, por ahí, comprando uno de esos “paquetitos basura”.

Todo esto suena a una auténtica tomadura de pelo
Yo le llamo la gran estafa – no “una”-; en ella están implicados catorce mil sinvergüenzas y un millón catorce mil estúpidos. Lo han ido pintando muy bien y nadie ha preguntado realmente qué hay en esos “paquetitos”.

Quizá no se contaba con que la globalización fuera tan seria
Yo diría que es la crisis más grave de la historia. Sólo hay que ver cuánta gente de tu pueblo tenía acciones en la bolsa de Estados Unidos en esa época: nadie. Hoy, en cambio, ¿cuánta gente del mismo pueblo tiene hipotecas? Todo el mundo. Estamos hablando de pérdidas astronómicas de dinero ya totalmente irrecuperable. ¿Dónde está el dinero? Lo tienes tú y lo tengo yo. Es dinero usado, que hemos gastado. Sí, puede haber gente que haya cobrado unos bonos espectaculares, pero creo que eso representa muy poco, comparado con el tinglado montado.

Alguna solución habrá a todo esto ¿no cree?
La cuestión es que llevamos muchos años jugando al “todo vale” y, finalmente, ha explotado. Nos reíamos muchos hasta que ha llegado el recibo de la hipoteca. Entonces, todo es injusto. ¿Y antes qué? Simplemente con que occidente le entrara el sentido común, se habría terminado esta crisis y veinte más. Es verdad que existen soluciones económicas que ya están tomando los gobiernos: todos las mismas, aunque con distintos números. Pero me parece que el problema más allá; es un problema moral: si yo soy un sinvergüenza con este sistema, lo seré también con otro. ¿Hay que caer en el pesimismo? ¡No, no! La crisis es gravísima, la peor que ha habido, pero vamos a sacar de ella el mejor partido posible. Hay que ser optimistas y, teniendo lo que se tiene, luchar para conseguir metas de corto alcance.

¿Hasta cuándo estaremos capeando esta crisis?
2008 ya se ha terminado. 2009, por supuesto. ¿2010? Bien. El uno de enero de 2010, me llamas y ya veremos cómo está.

Entrevista realizada por Jaume Figa
Publicado en Newsuic.